Hola gente! El mundo parecía encogerse ante mis ojos y caer en un abismo como hacia la izquierda y luego hacia la derecha; poco a poco todo parecía entretejerse en una lejanía tan ajena y esotérica que ya ni sabía si de verdad había estado por esas tierras, si el carro era rojo y si yo ahí sentado entre tornillos, cables y herramientas tenía a mi lado un tal señor que decía reparar los cables que colgaban sobre los postes a ambos lados. Tampoco podía creer en esos rótulos con distancias y destinos que lejos de llegar se perdían en el horizonte. Todo se hacía pequeño y atrás quedaba lo que debía estar adelante, el viento soplaba al revés, las sombras estaban invertidas y todo cuanto mis ojos podían abarcar se hacía añicos en el barril sin fondo del tiempo hasta desaparecer. Todo eso pasa cuando se viaja dándole la espalda al destino. - ¡Gracias señor! Buenas tardes. - ¡Buen viaje amigo, mucha suerte cruzando la frontera! La necesitará. Pensé que ...
Los viajes que son un ride