Buenas buenas,
Creo que la última vez que escribí fue pocos días antes de tomar mi vuelo a Turquía. Pues les cuento que acá tengo un amigo turco que es pura vida, pero no estoy en Turquía, estoy en Croacia. Seguro se preguntarán cómo carajos terminé acá. Pues muy sencillo. El 27 de octubre me levanté temprano para llegar a Milán con tiempo y no tener problemas con el vuelo, tenía un presentimiento de que iba a perder algún tren de conexión o el bus al aeropuerto Malpensa (que está como a 1 hora de Milán) que de verdad me tomé en serio la madrugada.
Llegué sobrado al aeropuerto y busqué el área de ingreso para mi vuelo. Menuda sorpresa me llevé cuando la mujer con acento ruso y cara de pocos amigos que me atendió me dijo que no podía abordar el vuelo BV570. Esto por la sencilla razón de no tener un tiquete de regreso. Tenía 30 minutos para encontrar un vuelo de regreso pero ningún tiquete costaba menos de 200 euros. Volví a hablar con la mujer de pocos amigos pero se negó a ayudarme rotundamente. Perdí el vuelo y el dinero.
Nada que hacer y una vez más tengo que decirlo: "C`est la vie". Volví a Milán y busqué un lugar para dormir. Al día siguiente me dirigí a Venecia. Es una ciudad hermosa pero desgraciadamente con todo lo negativo que produce el turismo "high-class". Un café de pie cuesta 2 euros, sentado 4 euros y en los toldos ni idea, me dio miedo preguntar. En los bares igual, la cerveza en vaso de plástico es para los que toman de pie. En una ocasión me senté con un vaso de plástico y en pocos segundos llegó un salonero diciéndome que tenía que pagar 4 euros más para sentarme. Orinar cuesta 1.50 euros y el hostal más barato 27 euros. Eso sí, si quieren sabanas el precio sería 30 euros. Dormí una noche ahí y la cobija que me dieron cubría solo la mitad de mi cuerpo. En fin, no me tomen a mal, Venecia es una ciudad impresionante, pero desgraciadamente, todo gira en torno al dinero mientras la calidez humana, el servicio al cliente y el carisma brillan por su ausencia.
Por allí conocí otros mochileros que me contaron de Croacia. Me llamó la atención el hecho de que les habían sellado el pasaporte y más tarde corroboré que Croacia en efecto no es parte del tratado Schengen. Listo, mi puerta de salida! En ese momento me quedaban menos de 2 semanas de legal.
Tomé el tren hacia Triestre, me sentía aliviado abandonar Venecia. Luego tomé un autobús hacia Rijeka, sin embargo, al cruzar la frontera la policía no me selló el pasaporte. Les pregunté pero me dijeron que no era necesario. Me pareció raro pero no me preocupé mucho. Pasé una noche en Rijeka y al día siguiente tomé el tren a Zagreb. Estaba impresionado con los paisajes y también con la calidez de la gente. De hecho, había tomado una desisción espontánea. Me quedaría en Croacia trabajando.
Al llegar a Zagreb busqué un hostal y lo primero que dije fue: "Quiero quedarme en Croacia, busco trabajo y un apartamento". De inmediato me ayudaron en todas las formas posibles, hicieron llamadas por mi, fueron mis traductores, me dijeron donde ir y finalmente después de una semana ya tengo un lugar para vivir. Comparto el apartamento con 2 croatas buena gente, mi cuarto es el más pequeño pero es justo lo que necesito. Todavía sigo buscando trabajo, es difícil por la crisis y por que no hablo el idioma, pero nada es imposible.
Bueno eso es todo de momento, apenas tenga noticias les contaré.
Doviđenja,
Pedro.
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